Sánchez deja que Irene Montero destine 100 millones del Ministerio de Exteriores a políticas feministas
Pedro Sánchez acaba de ordenar que la agenda de Exteriores se centre en la divulgación del feminismo en todo el planeta. Y la ocasión ha abierto una puerta a uno de los baluartes de Podemos: la de que sea la ministra de Igualdad, Irene Montero, la que decida el destino de partidas del Ministerio de Exteriores. Y así lo reconoce un documento recién elaborado por el Gobierno: un manual de implantación del feminismo en el cuerpo diplomático.
El texto destaca que “la AECID [Agencia Española de Cooperación Internacional y al Desarrollo] tiene una cartera de más de 300 proyectos en ejecución centrados en la igualdad de género, que ascienden a más de 100 millones de euros”. Y el mismo documento señala que esas políticas se desarrollan en “estrecha colaboración con el Ministerio de Igualdad”.
La base de esa colaboración viene descrita en el manual. Lo denominan, estrategia de “participación inclusiva y fomento de alianzas”. Y ahí destaca el texto que “resulta imprescindible aunar esfuerzos con todos los actores que puedan contribuir a lograr avances concretos y durables para la realidad de las mujeres”. Por ello, “la política exterior feminista se llevará a cabo en estrecha colaboración con otros ministerios, en especial con el Ministerio de Igualdad”. Es más, “se reforzarán canales de participación con otros actores relevantes como sector privado, centros de pensamiento, organizaciones de sociedad civil y las Cortes Generales”.
El propio documento recoge una estimación del coste de esas partidas de promoción del feminismo. En concreto, de las que se materializan a través de la Agencia Española de Cooperación Internacional y al Desarrollo (AECID). Allí el Gobierno subraya que también existe “una guía específica de transversalización del enfoque de género en desarrollo (GED) en el resto de políticas e intervenciones sectoriales de gran utilidad operativa para garantizar que los elementos de dicho enfoque estén incorporados en todas las intervenciones de cooperación”.
El texto da más detalles: “En el contexto de la cooperación, será clave mantener una sistematización de las intervenciones impulsadas – actualmente, la AECID tiene una cartera de más de 300 proyectos en ejecución centrados en la igualdad de género, que ascienden a más de 100 millones de euros. Asimismo, la Fundación Internacional y para lberoamérica de Administración y Políticas Públicas (FIIAPP) ha llevado a cabo más de 80 iniciativas de género hasta el momento, siendo un enfoque prioritario en la respuesta a la pandemia”.
Y es que Pedro Sánchez está empeñado en imponer un modelo de política exterior feminista. Y el punto de encuentro con Podemos e Irene Montero no ha tardado en surgir. Con ese fin, el Gobierno ha dado ya dos pasos. El primero de ellos, dar instrucciones sobre el comportamiento del personal diplomático para que todos ellos promuevan activamente las políticas de género, especialmente, si quieren ascender y ocupar cargos relevantes. El segundo, designar a una inspectora de feminismo para que vigile el cumplimiento de este mandato. Toda una inquisición de género.
“España apuesta por una concepción práctica de la política exterior feminista con metodología propia orientada a acciones concretas”. Así detalla la nueva política exterior el citado manual que ha entregado el Gobierno al personal de Exteriores con un propósito: convertir las embajadas en apostolados del feminismo.
Marruecos, el gas argelino, la pérdida de peso en la UE o ante EEUU, todo ello, por lo visto es secundario. La política de género ha pasado a ser el gran objetivo de la agenda exterior. El mencionado manual va a más y señala que, en esta política, “se seguirá un enfoque dual: reforzaremos las líneas prioritarias de trabajo del Servicio Exterior en este ámbito a la vez que se irá incorporando el enfoque de género en todas las fases de la política exterior, así como en todas sus acciones”.